Frecuentemente, en consulta, las personas me preguntan cómo pueden hacer, que fórmula mágica pueden emplear para sentirse mejor. Para quitarse miedos, liberarse de la ansiedad y ver la vida de una manera más serena… todos queremos conseguir esto.
Les propongo la “fórmula”, que no mágica, pero sí efectiva, de "las tres erres":
RESPETO: Palabra que todos pronunciamos fácilmente, pero que luego cuesta mucho aplicar. Respeto al otro, pero también con uno mismo. Respetar al otro supone no juzgarlo, tratarlo bien, escuchar, aunque lo que oigamos nos revuelva por dentro (y ahí hay que aprender a rebatir con respeto). El respeto con respecto a uno mismo supone tratarse bien, hablarse con paciencia y no censurarse o condenarse por posibles errores cometidos.
RESISTENCIA: O resiliencia. Es decir, aprender a aceptar aquello que no podemos cambiar, en vez de tomar una postura pasiva o de queja o autocompasión. Pero, al mismo tiempo, todo lo que esté en nuestra mano (que suele ser mucho) para poder cambiar, hay que utilizarlo. Es decir: hay que pasar a la acción. La queja y la culpa nos paralizan. Hay que analizar qué podemos hacer y... hacerlo. ¿Cómo? Sabiendo que yo y sólo yo seré el artífice del cambio y que si no lo hago yo… ¡Nadie lo va a hacer por mí!
RESPONSABILIDAD. Hay que hacer las cosas con cabeza, con sentido común. Pensando en las consecuencias de mis actos. Responsabilizándome primero de mi vida: yo la coduzco, no son los astros, ni las mareas, ni los vientos. Solo yo. Y por ello debo ser responsable con ella. Responsable para tener hábitos adecuados de salud, para ser honesto y cumplir con las cosas y personas que tengo a mi alrededor. Trabajar con honestidad y buen trato al otro; sacar adelante mis estudios, trabajar honradamente y cuidar de los que quiero y respetar a los demás.