Imagen: LTPV
A menudo nos encerramos en nuestras razones y en ofensas recibidas, y no damos pasos para cambiar.
Creemos que los demás nos ofendieron, y puede que sea verdad, y nos quedamos en nuestras posiciones autocompadeciéndonos muchas veces y rumiando la ofensa como si ésta hubiera ocurrido ayer.
Pasan los días y los años, y seguimos obcecados en algo que sucedió hace mucho tiempo, e incluso hay personas que acaban sus días con esas ofensas guardadas en su corazón, con amargura y tristeza.
Pasan los días y los años, y seguimos obcecados en algo que sucedió hace mucho tiempo, e incluso hay personas que acaban sus días con esas ofensas guardadas en su corazón, con amargura y tristeza.
- Haga las paces con su pasado. Sí, puede usted tener la razón, pero de nada le vale ésta si sigue rumiando la ofensa y sintiéndose mal. Así que pase página y siga adelante. Si tiene que acercarse y tender la mano, hágalo. Y si decide no hacerlo, de la misma manera pase página. Deje de rumiar la ofensa y fíjese en todo lo que tiene y lo bueno que le rodea.