Imagen: Pixabay
Venimos hablando de diferentes maneras de encontrarse uno mejor y de alcanzar la serenidad diaria y suficiente para llevar una buena vida.
Hablamos de manejar los pensamientos como manera de crecer interiormente y de controlar las emociones que tenemos.
Pero también, una buena manera de sentirse bien, sencilla y muy eficaz, es procurar ser amable con los demás.
Todos nos sentimos bien cuando nos encontramos con personas que nos tratan bien.
Situaciones cotidianas como sonreír, dar las gracias, tener una actitud positiva hacia el otro o emplear el sentido del humor, nos agradan a todos.
Y, además, nos conectan irremediablemente con el otro, creándose una corriente de simpatía que nos hace sentir mejor.
Dar, siempre es beneficioso, no solamente para el que recibe sino también para el que da; es un acto de generosidad y de confianza en el otro, de desprendimiento. Ser amable es una forma de dar.
Si queremos vivir mejor, debemos también darnos cuenta de que no solamente ese bienestar depende de los demás o de las circunstancias favorables que nos vaya deparando el día a día, sino también de la actitud que mostremos.
Los actos de amabilidad no requieren de grandes sacrificios y, sin embargo, son actos de amor hacia los demás que reflejan la generosidad y la actitud positiva de quien los prodiga.
Ser amable es un acto de generosidad hacia el otro que revierte siempre en uno mismo, en una corriente reciproca de bienestar.